Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2010

Mementos del cine (LXXXIV)

Harold Pinter en La última cinta de Krapp , 2006

Joe Satriani — Midnight

by chascar Ir a descargar En  Surfing with the Alien , 1987

Mementos del cine (LXXXIII)

La Onda es tu destino, man... es una ola que nadie detiene... (...) no no, es algo más complicado que eso, es algo pesado ¿entiendes? A toda madre: todo está perfecto. Es como el amor de tu madre... y un desmadre es como no tener madre. Es absolutamente odio, destrucción completa. En otras palabras: lo ganas todo o lo pierdes.  Sangre por Sangre , 1993

Mementos del cine (LXXXII)

Una madre y una hija. Qué absurda combinación de... sentimientos. Confusión y destrucción. No lo intentaré nunca. Todo es posible y todo se hace en nombre del amor, y por el amor. Los pecados de la madre ha de pagarlos la hija. Las frustraciones de la madre pasaran a la hija. Las desilusiones de la madre las sufrirá la hija. Es como si jamás se hubiera cortado el cordón umbilical... Mamá... ¿es así?... ¿es la desgracia de la hija el triunfo de la madre?... Mamá, es mi dolor... tu alegría secreta. Liv Ullmann e Ingrid Bergman en Sonata de Otoño , 1978 

Mementos del cine (LXXXI)

Los traidores a su propio país. Dante enfurecido al ver al traidor Abbati, corta un mechón de pelo de su cabeza.  Cavalcanti pide a Dante noticias de su hijo. Dante le dice que todavía vive. El Infierno , 1911

Mementos del cine (LXXX)

Resulta monstruoso cómo la gente dice cosas tan ciertas a espaldas de uno.  [...] -Si pudiéramos parecer jóvenes e inocentes eternamente. -¿Cree que querríamos? -Si nuestras almas fueran feas, sí. -Da una máscara a un hombre y te dirá la verdad. [...]  Yo creo en cualquier cosa siempre que sea increíble. (...) Santo Tomás el incrédulo es príncipe de los apóstoles.  [...]  Nadie volverá a hablarme nunca haga lo que haga. [...] No sé si las leyes son justas o son injustas. Lo único que sabemos los que estamos en la cárcel es que el muro es fuerte... [...] La vida nos engaña con sombras. Le pedimos placer y nos lo da con amargura y decepción a la vez. Y nos encontramos mirando con un triste corazón de piedra los cabellos salpicados de oro que tan frenéticamente habíamos adorado y tan locamente besado.  Stephen Fry en Wilde , 1997

Mementos del cine (LXXIX)

El miedo es neurótico, el pavor es psicótico. El miedo se sitúa en el terreno de lo racionalmente comprensible; el pavor se extiende más allá hasta lo intelectualmente inalcanzable. (...) Impotentes ante este pavor aniquilador, recurrimos a los fármacos, especialmente a los antipsicóticos de los cuales el Prozac es el más conocido actualmente (...) Pero contra lo que el pavor no funciona, lo que es una tontería como respuesta a esa nada, a ese profundo vacío interior, son las palabras. (...) son las palabras con su insignificancia cacofónica repentina, las palabras con la misma multiplicidad de las voces que atormentan la mente, las voces que no se callan jamás, las que caracterizan claramente todas las formas de locura. El hecho de que esas palabras no sean más que sentido, el hecho de que no sean más que sonidos que nos atormentan hacen que la condición de pavor sea aún más imposible de soportar. Lo cual nos lleva a Ludwig Wittgenstein, el filósofo austríaco que leeremos después

Mementos del cine (LXXVIII)

Mira, tus libros son seguros. Mientras los lees, llegas a convertirte en Tarzán o Robinson Crusoe. -Pues eso es lo que me gusta de un libro. -Ah, pero al cerrarlo vuelves a ser tú otra vez. (...) ¿te has imaginado ser, alguna vez, el capitán Nemo atrapado en tu submarino por un pulpo gigantesco? -Sí... -¿No tuviste miedo de no poder escapar? -Pero sólo es una historia.  -Es lo que trato de explicarte. Los libros que lees son seguros.  [...] Niño tonto, no sabes nada de la historia de Fantasía. Es el mundo de las fantasías humanas. Cada parte, cada criatura, pertenecen a los sueños y esperanzas de la humanidad, por consiguiente, no existen límites para Fantasía.  La historia sin fin , 1984

Mementos del cine (LXXVII)

¿Qué te pasa, boludo? ¿Todos los días perdés una fortuna? Gastón Pauls en Nueve reinas , 2000

Mementos del cine (LXXVI)

Y mientras seguía allí, viendo cómo aquel hombre cruel aún poseía a su hijo desde lo más profundo de su tumba empecé a vislumbrar un modo terrible que me diera por fin el triunfo sobre Dios. Amadeus , 1984

Mementos del cine (LXXV)

                                         Me divierte soportar                                          tu melancólico acento                                          estás vencido por dentro                                          pues mi fuerza te venció;                                          y aunque tal vez pareció                                          que tu canto era invencible                                          has de sufrir lo indecible                                          viejo, solo y derrotado;                                          Mandinga me ha autorizado                                          y el tiempo lo hace posible                                          soy progreso, soy futuro                                          soy tiempo que ha de venir,                                          soy el camino a seguir                                          por lo blando y por lo duro,                                   

Mementos del cine (LXXIV)

-¿Nunca ha soñado con algo malo, con algo que odias, y te despiertas sudando y asustado? -¿Soñaste con ese chico? -... era en un cuarto oscuro, no había luz... pero podía verle... tenía cortes en el estómago, y estaba desnudo. Venía hacia mí... ¿Qué ocurría? -¿Y te cogía? -Siempre me despertaba antes de que pudiera pero si me coge, sé que estará* muerto, porque no le salvé. -El sueño significa que aún puedes ayudarle. -¿Y podré dormir? Laurence Fishburne en Entre el bien y el mal , 1998 *Fragmento del doblaje en español ibérico. En el doblaje latino el sentido, no así el giro: estaré muerto .

Mementos del cine (LXXII)

A veces un instante es tan familiar. [...] No quiero conocer a nadie. De verdad, no quiero conocerlos. Sólo quiero estar contigo. (...)  No lavarás los platos, nunca más tendrás que lavarlos, yo lo haré por ti, haré la compra, haré la comida... y te la daré. Te vestiré cada mañana y te desnudaré cada noche. Te bañaré y siempre me ocuparé de ti.  Nueve semanas y media , 1986

Mementos del cine (LXXI)

Uy cuántas vueltas... ¿por qué se ven en la obligación de justificarse? ¿porque están delante de una mujer? Cuando se menciona mucho una cosa da que pensar. Y acá con el sexo de ustedes está pasando algo. (...) Vos sos diferente. Tenés más recovecos. Sos duro. Difícil... pero también tenés algo hermoso en la mirada... ¡Tenés miedo!...   A vos también te quiero. Cecilia Dopazo en Convivencia , 1993

Mementos del cine (LXX)

Cuarta posición. El dragón engancha a su presa...  ... y con la cola, le golpea. Chuck Norris en El furor del dragón , 1972

Mementos del cine (LXIX)

Aquí creemos que cuando alguien muere sumido en una ira o tristeza profundas la emoción permanece y mancha ese lugar. El recuerdo de lo que pasó se repite ahí. La muerte se vuelve parte de ese lugar matando todo lo que toca.  The Grudge , 2004

Mementos del cine (LXIII)

Confunden la intensidad de su apasionamiento y creen que es algo más que una relación. (...) Pero luego, al finalizar el proyecto, descubren que no tienen nada de qué hablar. Margaret Whitton en El secreto de mi éxito , 1987

Mementos del cine (LXII)

-A ver si lo entiendo, ¡¿Brantley es Withfield?! -Brantley es Withfield y Withfield es Brantley. -Y Christy es la zorra. Richard Jordan y Micheal J. Fox en El secreto de mi éxito , 1987

Mementos del cine (LXI)

La mayoría de los occidentales no saben jugar al ajedrez como es debido.  Tengo una teoría al respecto. Los occidentales no saben jugar al ajedrez porque juegan demasiado al poker. (...) Si más occidentales jugaran al ajedrez, "lo" entenderían. Aquí no hay mentiras. Sólo hay cálculos.  Laurence Fishburne y Ryan Phillippe en  Five Fingers , 2006

Mementos del cine (LX)

No se siente compasión por las personas extraordinarias. China Zorrilla en Besos en la frente , 1996

Mementos del cine (LIX)

-¿Qué me dijiste esta mañana? -¿Qué me dijo usted primero? -Yo te dije "Te quiero". -Y yo le dije... "Yo también". Melina Petriela y César Vianco en Besos en la frente , 1996

Mementos del cine (LVIII)

No llames para preguntar el objetivo del juego. Descubrir éso es el objetivo del juego. El juego , 1997

Mementos del cine (LVII)

Estáis muy equivocados, veréis: una persona no haría nada bajo hipnosis que no hiciera en la vida real.  Woody Allen y Helen Hunt en La maldición del escorpión de jade , 2001