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Mementos del cine (CCXL)


En primer lugar, deberían empezar justo ahí donde terminan. (...) A esta altura, Harry y Sally, deben [de] ser dos viejos decadentes que se la pasan tosiendo y mirando la hora entre pelea y pelea. Después del beso final, ahí empieza el asunto.  



“Soy un intermediario entre las películas y el público”, te digo entregándome a diálogo explicativo, en penosa escena costumbrista. “Gracias a mi trabajo, la gente puede discernir una obra de arte de un producto menor, por decirlo de alguna manera. Pero decime una cosa,” personaje unidimensional, “¿podemos hablar del departamento?”




[Monólogo de Jerry Maguire:] Vivimos en un mundo cínico. Y trabajamos en un negocio de duros competidores —así que tratá de no reírte de mí—, pero yo creo que vos me completás... [quejido de fondo de un perro quebrado o lastimado; noche, escenario demasiado porteño].


Hay dos clases de tipos: los que al salir del cine se van al bar de la esquina y hablan y hablan para tratar de explicarse, unos a otros, qué es lo que acaban de ver; y hay otra clase de persona que cuando sale camina, y camina, para evitar que se le vaya la sensación que tiene en el cuerpo.


Rafael Spregelburd en El crítico, 2013