Es increíble cómo le funciona la cabeza. Nada de culpabilidad. No tiene dudas. Ni le da miedo nada. Sólo la busca impúdica de una gratificación material inmediata. (...) me dijo un montón de cosas. Yo me las creí a todas.
Rebecca De Mornay en Negocios riesgosos, 1983