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Mostrando entradas de marzo, 2020

Mementos del cine (CCXXIX)

Las primeras veces que escuchas una canción, te produce rechazo o indiferencia. No disfrutas de la escucha, porque te es ajena. Luego, cuando la vas escuchando, la vas memorizando. Te vas acostumbrando a sus patrones y ya puedes predecir qué va a sonar después, pero la canción aún te sigue sorprendiendo en cada escucha (...) y este equilibrio entre familiaridad y sorpresa es lo que hace que te encante.  Al final se trata de que la exposición repetida a un tipo de música y asociarla con experiencias placenteras te lleva a querer escucharla más y más. Y esto es relativamente independiente de la complejidad de la música. La música más compleja simplemente tiene menos repeticiones de patrones simples. Porque también tiene sus patrones. Y por ello, la curva de familiaridad es más alargada. Cuesta más hacerse a ella, pero también cuesta más cansarse de ella.  Martí Montferrer Jurado en  ¿Existe la CANCIÓN PERFECTA? (ft. CdeCiencia) , 2018

Mementos del cine (CCXXVIII)

[Si caváramos un hoyo que atravesara la Tierra y] (...) vivieras en Beijing saldrías en Argentina, y desde Madrid llegarías directo a Nueva Zelanda. El interior de la Tierra está compuesto por cuatro capas [corteza, manto, núcleo externo y núcleo interno]: la capa más externa se llama 'corteza' y tiene una profundidad de 50 km. Por cada kilómetro de profundidad, la temperatura sube 25 grados centígrados. El humano promedio sufriría hipertermia en los 2 km de recorrido. [Si se llegase al núcleo interno] Con cada metro escavado, el hierro líquido del núcleo externo, simplemente llenaría los espacios que dejaste y se solidificaría.  El desafío sería controlar la que llamamos 'excavación flotante': con una gran parte de la masa terrestre encima de ti, contrarrestando la gravedad del resto del mundo, perderías todo tu peso.  En “¿Qué pasaría si excavamos un hoyo que atraviese la Tierra?” [ ¿Qué pasaría si...? ] , 2019

Mementos del cine (CCXXVII)

Nuestros ojos no pueden percibir las ondas demasiado largas o demasiado cortas (los infrarrojos y los ultravioleta). Es un mundo que es invisible para nosotros. Pero no para todos. Ciertos halcones pueden ver la luz ultravioleta, una adaptación que les permite localizar a su presa desde las alturas, ya que la luz rebota sobre los rastros que dejan las presas. [Los ojos de casi todos los mamíferos] sólo tienen células para detectar dos colores: azules y verdes. Pero los humanos tenemos un tercer tipo de célula para detectar rojos. Pero los ojos que ven bien los colores, no ven bien por la noche. (...) Nuestras células de visión nocturna son un cien por cien más sensibles a la luz, pero son más simples que las células que detectan los colores.  La historia tradicional nos retrata la adoración al sol como una superstición milenaria. La Gran Historia nos revela que hay verdad más allá del mito. En  La Gran Historia. Los códigos secretos , 2019

Mementos del cine (CCXXVI)

(...) Los incas dependían de corredores conocidos como “chasquis” para llevar mensajes y objetos. Cuando los aborígenes [americanos] ven el caballo piensan tres cosas: “¿Qué rayos es eso?, “¡Vaya, mira lo que puede hacer!”, “¡Quiero uno!”. (...) [Entre las 6.600.000 especies terrestres], los insectos son muy pequeños para sernos útiles, y otros son más difíciles de domesticar. Los carnívoros, por ejemplo, son muy costosos de alimentar. Otros, como el elefante, tardan mucho en alcanzar su tamaño adulto. Otros, como la cebra, tienen un comportamiento irritable. Para fines de carga y transporte, un animal debe pesar al menos 45 kilogramos. Eso nos hace descartar casi todo el resto [de los mamíferos] y nos deja con sólo un poco más de una decena de mamíferos terrestres herbívoros de gran tamaño. De ese grupo, sólo el caballo tiene la combinación perfecta de fuerza, temperamento y —lo más importante— velocidad. La domesticación del caballo fue una revolución energéti