A veces un instante es tan familiar.
[...]
No quiero conocer a nadie. De verdad, no quiero conocerlos. Sólo quiero estar contigo. (...)
No lavarás los platos, nunca más tendrás que lavarlos, yo lo haré por ti, haré la compra, haré la comida... y te la daré. Te vestiré cada mañana y te desnudaré cada noche. Te bañaré y siempre me ocuparé de ti.
Nueve semanas y media, 1986