Cuando las aguas del océano suben a los cielos, pierden su amargura para ser puras nuevamente. Las aguas del océano se evaporan y suben hacia las nubes. Y cuando se evaporan, se vuelven frescas. Por eso es mejor ir en peregrinaje a pie, que a caballo; y mejor a caballo que en auto; y mejor en auto que en bote; y mejor en auto que en avión.
El largo viaje, 2005