Estoy harto de tus atenciones, de tus mimos, de tus buenos consejos, de tus candelabros y tus mantelitos.
Estoy harto de tu miopía. De tus manos torpes, de tu angustia, de tu pudor cuando estamos en la cama. Pretendes distraerme amparándote en tu condición física, tu mala digestión, tus erupciones cutáneas, tus períodos, tus mejillas congeladas.
Tengo que huir de una vez por todas de ese cúmulo de burdas coacciones. Me aburre todo lo que tiene que ver contigo.
Los comulgantes, 1963