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Mementos del cine (CXL)


(...) es mi deseo contar esta parte personalmente porque es adonde Ernestito le va bien, supuestamente. Los hijos de puta o el demonio o quien sea siempre te dan el dulce para poder rotizarte mejor como si fueses un dorado pollo. Yo nunca fuí joven, salvo ahora que tengo casi setenta y es muy de nuestros tiempos de eclipse que los jóvenes sean viejísimos porque es la muerte de la imaginación.

La idea de ir a una gran ciudad para triunfar y coger no es mala en principio. En fin, también podés coger en tu pueblo. Yo lo hice. Pero eso sí, te hace falta un punto de vista ontológico del mundo, una razón de ser. Lo que nunca comprendió Ernestito es que una ciudad es grande si uno es grande y una ciudad es absolutamente de mierda, si uno es de mierda. Ernesto, como buen cholulo, tenía intenciones de garcharse a... -y también ascender gracias a ello- a ciertas chicas que en ese momento no eran conocidas, ni ellas mismas conocían su destino. Pata Villanueva, Cristina Fernández -sí, la presidenta-, esté... Valeria Lynch; por cierto que ninguna le dió bola, en primer lugar porque las chicas no son estúpidas, empecemos por ahí, pero además porque Ernestito es solamente Ernestito.



En esta parte Ernesto está en tribunales pidiendo justicia. El muy salame cree en la justicia como si viviera en Suiza.

Darío Lopilato en Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo, 2011

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