Ante todo, algo referente a la fuente. El Diccionario de semiótica de Albano-Levit-Rosenberg: recomendable, breve, apretado, barroco, de acción explicativa gratuita y de un espíritu de concentración erudita, en cierto sentido aforístico por insuficiente desde el punto de vista explicativo.
Allí se consigna la proveniencia de la figura del deceptor a partir de la decepción o de la falsa expectativa. Si bien se define como un sujeto al deceptor, al observar el ejemplo que da Albano y cía la subjetividad de esta figura atiende más al análisis estructural del relato, a la necesidad de precisar el agente, a la operación de restitución del agente causal de la decepción. Éste opera variados roles actanciales en el llamado "plano de la veridicción". Oculta su ser, con máscara o metamorfosis provocando un hacer cognoscitivo-persuasivo sobre alguien. Por lo cual requiere de una figura clara como emisor de la decepción. El ejemplo dado por Albano-Levit-Rosenberg es el siguiente: Hipnos bajo la apariencia de Néstor (anciano respetado, sabio) persuade de ir contra los troyanos a Agamenón en su sueño (Ilíada, II, 6). Hipnos es enviado a su vez por Hera, a su vez a favor de los aqueos. Véase esta diferenciación, Hipnos actúa como emisario y Hera como quien despacha el mensaje. La transfiguración del mensaje se opera bajo el efecto estupefaciente del sueño por lo que Hipnos se identifica a Néstor. La cuestión se vuelve más confusa cuando se entiende que Hipnos es un actante y un sujeto en la mitología, que Hipnos está así dividido del sueño de Agamenón por su propia identidad de dios. A su vez, detrás del dios está una figura que trama una tram(p)a, que escoge un ardid que el relato mitológico no suele describir profusamente. Decepcionar es una dimensión cognoscitiva, negación sobre el eje de los contradictorios parecer-no parecer del "cuadro semiótico", otro tecnicismo que no viene al caso especificar aquí. Ese camino de dos caminos evidencia un proyecto en vías de realización y una inminente decisión, la cual siempre es dual, lo que explica que el "plano de la veridicción" aparece a posteriori confundiendo en los relatos el plano moral al plano de la verificación.
Uno de los mensajes, advertidos ya por helenistas atiende a la relación entre la figura del deceptor y los dioses griegos: están bajo el imperio del destino. La relación de destino se resignifica aquí como aquello que incluso se aleja de lo humano y también aloja un equivalente de las pasiones en tanto se contrapone a otra entidad. El destino es, así, la trama, y los dioses griegos están insertos allí.
Zeus, por ejemplo ahora el rayo, es un efecto de resistencia.